jueves, 22 de mayo de 2008

¿ eL fiiN JusTiifiiCa LooS meDiiOs ?

El fin es aquello que nos proponemos y que nos puede ayudar a superarnos o bien, si no lo conseguimos, nos puede hundir moralmente, ¿ estaríais dispuestos a pasar por encima de todo para conseguirlo?

Hay que tener un poco de criterio moral en este mundo y tambien hay que tener el respeto muy presente, por ello no creo que el fin justifique los medios.

Por supuesto, debemos tener siempre clarisimos nuestros objetivos y luchar por aquello que queremos porque si no lo hacemos nada tendría sentido pero, desde mí punto de vista, se deben saber valorar las opiniones del resto, y por ello respetarlas y saber lograr nuestros fines sin tener la necesidad de destruir a los demás. Si no podemos conseguir aquello que nos proponemos sin esta condición es porque nuestro fin es imposible de lograr. También hay matices de la forma en la que pasemos por encima del otro para alcanzar los propósitos ansiados. Creo que nunca habría que llegar al daño físico y en la parte de la moral todo sería relativo, hay que tener en cuenta lo que nosostros pensamos que merece el otro.
El ejemplo más claro que podríamos barajar se da en el amor: si quieres a una persona y ésta tiene pareja no creo que sea éticamente correcto meterte en medio de la pareja o utilizar la mentira para lograr el fin de ella. Pero sí sería inteligente un acercamiento a la persona y desde ahí acer que sea ella la que tome la decisión.
Maquiavelo defendería primero, la postura correcta y si no llega a sus objetivos la "incorrecta".

En mí opinión nunca debemos llegar al extremo porque todos nuestros propósitos y actos tienen un límite, y este límite no sobrepasa a las otras personas ya que si todos fueramos maquiavélicos el mundo sería una ida y venida de crímenes y locuras.

jueves, 15 de mayo de 2008

¿ ViVimoS eeN uN MundO PoLítiCamenTe JustO ?

La política, se supone, pretende otorgar a la población unos derechos y obligaciones que nos hagan más libres, y así, mantener un equilibrio difícil de crear.



España, en mi opinión, no es un país justo ya que las leyes son las protagonistas de la política y éstas no están en concordancia con los tiempos en que vivimos. No puede haber un país políticamente justo cuando la justicia es la que permite a los violadores estar en la calle y los asesinos, gracias a los atenuantes por confesar su culpabilidad o simplemente, por no tener antecedentes, no pisan la cárcel. La política no es justa cuando gasta el dinero en grandes casas para los presidentes y sueldos ostentosos para los ministros mientras que otros no tienen donde cobijarse.
Hay otros países todavía menos justos políticamente. Son aquellos cuyos presidentes viven en la abundancia mientras sus habitantes mueren de hambre o mueren por enfermedades inexistentes en una sociedad moderna, aquellos que no se preocupan porque lo único relevante son ellos. La política injusta también crea una sociedad denigrante.

A los políticos les conviene pensar que el país al que gobiernan sí es justo, porque creen que las leyes, al tratar de conducirnos por un camino, hace la política justa. Sin embargo esto no es así, ya que quizás la libertad nos permite tener una vida independiente, pero si esta política justa nos obliga a pagar por una monarquía o, los presentadores de televisión deben medir sus palabras al hablar del gobierno, entonces no vivimos en un país políticamente justo ni libre.

Un país políticamente justo será aquel donde los ciudadanos elijan 100% el funcionamiento del país y no sólo entre unos pocos partidos y, donde, las leyes otorguen deberes y derechos adecuados.

martes, 15 de abril de 2008

¿ eS fáCiiL cOnsegUiiR La LibeRtaD?

Para ser libres debemos saber por qué tomamos nuestras decisiones y aún sabiendo el motivo, deben ser elecciones propias y no influenciadas por el exterior.



Para poder ser libres debemos meditar antes de cada acto, por esto, es difícil conseguir la libertad, porque por lo general actuamos por impulsos sin parar ni un momento para tomar nuestras propias decisiones. Por otro lado, también se debe de dar una condición de libertad social. Necesitamos una moral muy estable para ser capaces de afrontar las críticas del resto y para no dejarnos influenciar por los otros.



Es difícil alcanzar la libertad ya que no podemos aislarnos del mundo socialmente ni físicamente. Constantemente somos bombardeados por opiniones, que, aunque queramos no escuchar, nos influyen y, además, si logramos pasar esta parte debemos conocer por qué actuamos como lo hacemos.

jueves, 10 de abril de 2008

¿Qué mueve nuestros deseos?

Un deseo, supuestamente está causado por un sentimiento de ansia y necesidad pero en pocas ocasiones actuamos movidos por nuestros impulsos al desear algo.

Los deseos están movidos por las modas, la sociedad o nuestros amigos. Las personas tendemos a desear por mera costumbre, es decir, pedimos y pedimos fijándonos en el aspecto material ya que es seguro, casi por completo, que si "el genio de la lámpara" nos concediera tres deseos estos serian bienes materiales y no felicidad o salud. Por otra parte, al desear nos ceñimos a las tendencias, si todos llevan un pañuelo azul, nuestro deseo se centrará en tener lo mismo que los demás. Los deseos morales o espirituales caen del lado de tener popularidad y ser envidiados.

Nuestros deseos son causados por una sociedad que tiende a convertirnos a todos en el mismo ser materialista y con ansia de un nivel social relevante.

viernes, 4 de abril de 2008

¿De qUé SirVe?

Y llegará un día en el que nos quedemos solos en el mundo, un día en el que todo deje de tener sentido y aunque ese día se vaya construyendo poco a poco, llegará, porque todo llega...

Aunque esperemos que llegue pronto, queramos cerrar los ojos y no despertar, no sentir, ni ver, ni tan solo pensar, todo lo que nos envuelve nos crea y nos modifica. Nuestra realidad y nuestros sentimientos son nuestros, ¡ sólo nuestros ! Muchos de ellos creen que entienden, que comprenden, pero nadie sabe nada sobre ningún otro, nadie sabe nada ni tan solo sobre uno mismo. Si alguien no logra comprender ni poder respirar sin que su cabeza esté inundada por millones de sentimientos así como de recuerdos que tan solo quiere que sean sueños, ¿cómo va a poder entender otro?

No quieras abrir los ojos porque seguro que no sirve para nada, seguro que ya nada tiene sentido cuando, de un golpe hayan sido abiertos y quieras volver a cerrarlos. El mundo de los sueños es el único que debería ser habitado, porque el resto no es nada.

miércoles, 2 de abril de 2008

¿ Es VeRdaDeRa NuestRa LiibeRtaD ?


¿ Realmente nos comportamos de aquella manera que querríamos y somos tal y como nos sentimos?

La completa libertad en nuestro comportamiento y en nuestra vida no existe. Absolutamente todos nuestros actos están marcados por una sociedad que no deja paso al libre albedrío, y si fuera así, seríamos juzgados por otros miembros de nuestra sociedad, presionándonos a seguir el rebaño sin utilizar nuestra facultad de decidir.
A la hora de actuar, elegimos, sí, por ello somos personas distintas, pero no por ello somos libres ya que nuestra elección está condicionada por el entorno y los factores externos que nos afectan. Por ejemplo, buscamos una profesión que nos guste, pero también tenemos en cuenta cómo de fácil será encontrar trabajo con ella. Además, si nosotros somos libres de hacer lo que queramos, y queremos ser super estrellas, no por ello lo vamos a conseguir ya que si no tenemos una buena voz y no sabemos bailar no lo conseguiremos.

Creo que la libertad no está presente, nunca, porque nuestros actos y nuestra forma de ser no son volutivos, sino que se ven condicionados por el entorno más que por nosotros mismos.

Nuestra libertad está determinada por el mundo que nos rodea.

lunes, 31 de marzo de 2008

Pierre Bourdieu, Sobre la televisión

La televisión es un medio creado en un principio, para transmitir rápidamente la información y que se ha convertido en el medio de comunicación por excelencia que, en vez de transmitir los sucesos, los crea, modifica, manipula y transmite a su antojo.

Los presentadores mediante su forma de hablar o dirigirse a los invitados de sus programas les asignan el papel convenido por la cadena. Si al programa le beneficia la opinión del hablante le cederá la palabra constantemente y le ayudará en sus explicaciones mediante complicidades, sin embargo, si la situación es contraria, le cortará continuamente el turno de palabra o el tono de voz del presentador se convertirá en inadecuado.
La censura también está presente a la hora de transmitir noticias, quizás no lo vemos ya que pensamos que nos explican aquello que ocurre pero la realidad queda modificada a su antojo. En la televisión se transforman noticias insignificantes en interesantes para todos los públicos.
A los programas de televisión se les asignan unos hablantes que dan la razón cuando es convenida y que ponen en entredicho las palabras de los que expresan su opinión contraria a la cadena. Necesitan la palabra de un "enemigo" para negarla, y así reafirmar la suya.

En las cadenas se cree que el índice de audiencia califica la calidad de la programación de un canal pero no es así. Tal vez haya un programa sin ninguna calidad con un alto índice de audiencia, y que sea muy visto por la hora en la que se emite o porque, a lo mejor, "no hay nada más en la tele". La audiencia de un programa y su calidad no son directamente proporcionales, para mí, entre estos, no existe una relación relevante.
La prensa escrita también es tratada en este libro. Los periodistas leen todos los periódicos posibles para intentar recopilar toda esa información y hacer algo mejor que el resto que invite a los lectores a leer su producto. Sin embargo, las diferencias entre unos periódicos y otros son casi inapreciables, ya que sólo son captadas por los expertos en la materia. Además, todas las noticias están extraidas de un centro informativo que es consultado por todos los redactores. La televisión está acabando con la prensa por el hecho de que es capaz de transmitir con una rapidez inmediata.

En conclusión, creo que la televisión nos está haciendo vivir en un mundo inventado por aquellos que están al mando de ellas, o más bien, por los políticos que intentan controlarla para beneficiar a su partido. Cada cadena está claramente definida por una política que modifica la realidad.